Tony Soprano
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La muerte de Tony Soprano, una pantalla en negro #PuertAbierta

Llegué quince años tarde, pero el final de The Sopranos ‘Made In America’ mantiene el impacto que tuvo durante su noche de estreno. Tras una guerra de pandillas en la cual todos los aliados de Tony Soprano fueron asesinados, lo menos que se podía pedir era un final intenso. No lo recibimos, fue un episodio tranquilo desde un visionado tradicional. Sin gritos, sin violencia, pero aun así su final logró presentarse como una de las escenas más aterradoras que haya visto en mi vida. No esperaba una conclusión común, pero tampoco esperaba una muestra de cine avant-garde que me dejara pensando por semanas sobre mi muerte y su naturaleza.

Suena ‘Don’t Stop Believing’ de Journey en el fondo, elegida en una rocola por el mismo Anthony, el antagonista más querido de la historia de la televisión. Él se encuentra sentado, esperando, en un restaurante inédito para los seguidores de la serie. Uno a uno, los miembros de su familia aparecen en la puerta principal, acercándose a él para empezar a cenar juntos. Su esposa, Carmela, con la frente en alto. El hijo, Anthony, tapado por un hombre de chaqueta obscura que entró al mismo tiempo que él. Su hija, Meadow, corriendo tras tener dificultades en el estacionamiento.

Cada entrada es un corte a Tony Soprano, un primer plano que sigue la regla del efecto Kuleshov. Lo vemos a él y después a la persona a quien observa. Él puede ver a Carmela sin dificultades. Un poco de Anthony, difuso. Pero no logra darle un vistazo a su hija. En su lugar, lo vemos a él, esperando, y al momento en que ella entra obtenemos una pantalla a negro. Treinta segundos de silencio. Se escucha el grito -don’t stop- previo al inicio de los créditos.

“Probablemente ni siquiera lo escuchas cuando sucede, ¿no lo crees?”.

Le preguntó su cuñado Bobby Bacala pocos episodios antes, en ‘The Sopranos Home Movies’, mientras se encontraban descansando en medio de un lago, en el centro de la vida. Hablaban sobre el asesinato de sus padres, hombres que cayeron por su talento como líderes de la mafia italiana. “Solo hay dos salidas para un hombre en mi posición, en la cárcel o muerto”, le confesó Tony, en algún punto, a su psicóloga, la Doctora Melfi.

Se dice que la gente no sabía si el cable había fallado. Se levantaron para ver si su televisión no se había apagado. Algunos protestaron y otros tantos lo llamaron un insulto a un público que siguió la serie de forma religiosa por más de ocho años. Pero, muchos otros vieron el coraje que tuvieron todos los responsables de The Sopranos para presentar un final más que difícil a un producto cultural que en ese entonces era sinónimo de blockbuster. La primera gran producción mainstream de la historia de la televisión con más de 11 millones de espectadores al momento de su transmisión… y lo finalizan como si fuera una película de tinte experimental en un cierre que no solo rehusa sacrificar el tono de lo previamente mostrado en el trayecto de Anthony Soprano, lo intensifica.

El final ha sido descrito como todo un hito para la historia de la televisión. Tras década y media de su emisión, la gente sigue hablando y discutiendo sobre el destino de Tony Soprano. Libre de interpretación, el final más que ser un cierre a la historia de Anthony, es la conclusión de un ensayo audiovisual con respecto a las vidas que se desarrollan con base en la violencia, la familia y la misma muerte. El público lo ha discutido por años. ¿Muere Anthony al final?, aunque el episodio cuenta con detalles que nos dejan muy en claro cuál fue su situación.

Mi primera reacción fue decir lo más complicado, la lectura más post-moderna. Claro, termina en la frase -don’t stop- en un momento en el cual la edición nos mantiene tensos, observando a los posibles asesinos de Tony Soprano a través de sus ojos porque el final es inexistente. El destino del protagonista es esta espiral de paranoia, una continuación eterna de estar al pendiente de todo aquel que puede significar un peligro, aun estando en una cena familiar. Ese es su infierno, así es como vivirá y por ello no tiene sentido saber cómo morirá o terminará su historia, ya está predicha.

Sin embargo, tras un par de horas de pensar, me quedó claro que él muere. La persona de chaqueta, aquel a quien no conocemos que corre al baño justo antes de la entrada de Meadow, haciendo una clara referencia a la escena del primer asesinato de Michael Corleone en la primera cinta de El Padrino, es el asesino de Anthony Soprano. No importa que no sepamos quién es, también es parte del mensaje. La pantalla a negro, el desconocimiento frente a la inexistencia.

En el final de The Sopranos no suena un disparo, tampoco se muestra sangre o gritos. Solo hay un color, una pantalla a negro. El equipo de David Chase no quería grabar una escena en la cual alguien muere, quería grabar a la misma muerte y mostrárnosla como la experimentó su protagonista. “Probablemente ni siquiera lo escuchas cuando sucede, ¿no lo crees?”. Incluso es poético.

Oscar Adame

Nada en mí es original. Soy el esfuerzo combinado de todo aquel al que he conocido.

Contacto: oscar.adame@poolpmx.com

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