Marks to Prove It no representa una drástica reinvención para The Maccabees, pero demuestra ser uno de los discos que mejor le hacen justicia a sus respectivos creadores.
La composición musical de The Maccabees se ha caracterizado por el elemento particular del orden en medio de un aparente entorno caótico. Colour It in demostró ser un debut importante por los diversos factores involucrados; a través de Wall Of Arms y Given To Wild su capacidad de controlar su sonoridad aumentó y se percibió cuando incorporaron nuevas técnicas e instrumentos. Marks to Prove It constituye la evolución progresiva de una banda que sabe lo que hace y, más importante, lo hace con sinceridad. Cada una de sus canciones se enlazan para retratar una obra compañera de vivencias, es decir, los fans se sentirán extrañamente bien al escucharlo y los que recién los conocen, también.
Marks to Prove It, la canción introductoria, vincula la grandeza de todos los “macabeos” al ser fuerte e impredecible; sucede que pareciera ser el álbum en una forma resumida: valiente y enérgico, pero también sentimental y pausado.
La textura que se maneja alrededor de todo el mood del disco se mantiene por las increíbles letras que lo componen; aunque un poco simples, su encanto reside en este aspecto en el que se saben verdaderas. En Something Like Happiness, por ejemplo: “If it’s over – Let it be over – Because when time and again – you have tried it again – And you’ve worn it right down to the bones” o en Silence, donde la lentitud de la voz de Hugo White, guitarrista de la banda, se alza de entre lo demás: “I understand silence – I understand that it never ends – She’s waiting round every corner; round every bend”. Cada palabra y acorde no es gratuito, la frustración para la realización de esta obra, que han declarado sus integrantes que existió, se permea positivamente al ajustar los compases y el ritmo.
Reconocimiento especial a la construcción de las mencionadas Silence y Something Like Happiness y a la incorporación de la trompeta en River Song y Slow Sun que funciona magníficamente.
En su final, extrañamente suena Dawn Chorus, una pieza que sostiene un tono melancólico muy acertado para despedir al álbum; no es una exageración decir que es uno de los mejores discos británicos de los últimos años.
Recordemos que The Maccabees ofrecerán un show en la ciudad de México el próximo cinco de octubre en el Plaza Condesa, qué mejor oportunidad que ésta para escuchar su nuevo material que permanecerá profundamente en nuestro gusto musical.
