Una de las bandas más icónicas de la historia regresa en una época completamente diferente, un momento en el que se tiene toda la música imaginable a tan sólo un click de distancia, ahora los ídolos comparten su música por Spotify. Cada vez es mas fácil conocer música independiente, de todo el mundo, sin embargo siempre habrá clásicos que puedan atravesar cada década sin problemas y demostrarnos una vez más por qué sus canciones siguen en el imaginario colectivo y se les sigue rindiendo culto a través de pósters, camisetas, carteras y cualquier objeto en el que se pueda plasmar una famosa portada de un disco o los rostros de los músicos.
The Endless River es reafirmar lo que ya nos parece obvio, decir que Pink Floyd es una banda legendaria ya no representa ninguna información nueva. Pink Floyd innovó hace unas décadas, supo hacer que su música fuera identificada en todo el mundo, es más, le dieron un nuevo significado a la palabra “psicodelia”, pero ahora se han dado el lujo de hacer un álbum que cae en lo mismo que hace treinta años, cuando apareció The Dark Side Of The Moon, es un disco de rutina, el que se necesita sólo para tener la colección completa.
Un inicio instrumental acompaña a algunos sampleos, la música relajante y reflexiva se extiende en Things Left Unsaid, transporta a la escena de la portada del álbum. Quince discos después, una vida, Pink Floyd sigue dando de qué hablar. Este álbum tiene una diferencia, es el primero que se hace después de la muerte, en el ya lejano 2008, de Richard Wright. Una elegía para un tecladista y miembro fundador.
Melancólicas guitarras aparecen para recordar la época del rock clásico. La continuidad del disco es notable, otra de esas jugadas de la banda en la que todas las canciones parecieran ser la misma. La voz de David Gilmour tarda más de medio álbum en aparecer, haciendo a este disco uno prácticamente instrumental.
Entonces llega Skins para convertirse en el movimiento más “arriesgado” de la agrupación y lo escribo entre comillas porque nada de lo que se atreva a hacer una leyenda se podría considerar verdaderamente arriesgado, ya no hay nada que perder. Sin embargo está canción tiene un ambiente más dramático, más intenso.
The Endless River se convierte por momentos en una sinfonía, una misma canción dividida en 21 fracciones de diferentes matices, algunas con más personalidad que otras, un estímulo a los sentidos, igual que en la época psicodélica, nada ha cambiado, todo ha cambiado también.
El nuevo lanzamiento de Pink Floyd es un buen álbum pero probablemente no sea suficiente para quedar marcado en los libros de historia del rock como otros de sus famosos álbumes. Es, como ya dije, una reafirmación de lo obvio, no una propuesta nueva.
