Amy (Olga Kurylenko) es una brillante estudiante que tiene una doble vida como doble de riesgo en películas de acción. Pese a no conseguir un cierre con su pasado, ha buscado seguir adelante con la ayuda de Ed (Jeremy Irons), su profesor de astrofísica, con quien lleva algunos años desarrollando un pasional romance. Un evento desafortunado cambiará la manera en que Amy ve la vida para siempre.
Te Amaré Eternamente (pésima traducción del título Correspondence, derivado de La Corrispondenza) es un drama romántico que parte de una genialidad, pero tiene problemas en otorgarle un destino. Para empezar, es muy triste que el cambio tan drástico de título en el español se enfoque directamente a buscar que los fans de Sparks y compañía compren un boleto, pues su nombre original iba genial con la trama.
Es maravilloso ver este segundo aire cinematográfico de Irons, a quien la vida había maltratado recientemente. Kurylenko comienza a dar signos de despegar, mostrando sus habilidades histriónicas, pero viéndose aún limitada y con poca soltura. Entre ambos se forma una química maravillosa que, pese a sólo compartir unos pocos minutos de pantalla, hace que el espectador entre de lleno en su romance. Desafortunadamente, el resto del cast está verdaderamente fatal, particularmente los italianos que luchan con sus líneas en inglés e incluso dan pie a algunos overdubs espantosos, resaltados por una muy mala mezcla de sonido.
Giuseppe Tornatore es un director con mucho colmillo, y consigue entregar escenas muy elegantes, con la dosis justa de sentimentalismo que previene durante buena parte del metraje la caída en el terreno de lo artificioso. El detalle aquí es su terquedad por extender hasta las dos horas una historia a la que le vendría de maravilla media hora menos. En ese sentido, Te Amaré Eternamente queda muy lejos de su cinta anterior, Al Mejor Postor (2013).
Teniendo un maestro como Ennio Morricone en la música, incluso con estas partituras de media tabla existe una garantía implícita. No es ni de lejos uno de sus trabajos memorables, pero proporciona un escenario agradable a la historia. De igual manera, Fabio Zimarion captura tomas bellísimas, ya sea en los paisajes de la toscana o simplemente en un pasillo de hotel. Puntos menos por algunos elementos de CGI que sacan por completo de la cinta.
Es muy triste saber que Tornatore pudo hacer mucho más para lograr que Te Amaré Eternamente jugará en las grandes ligas con sus mejores obras, pero entre un guion al que no le viene bien la traducción al inglés, una dirección de actores espantosa salvo por el dúo protagonista y la excesiva reiteración de situaciones para alargar la trama, sumado a un tercer acto que sucumbe ante la dulzura para llegar al empalago, nos quedamos con una película de consumo rápido y pocas ambiciones, así como un montón de ganas de ver esta correspondencia llegar a mejor puerto.