El cine francés lo volvió a hacer. La directora Maïwenn Le Besco (Polisse, 2011) nos entrega con Mon Roi, o Amor Mío por su título en español, una cinta honesta, genuina, bella y dolorosa sobre la manera en que amamos y nos desarrollamos en relaciones.
Tony es una mujer madura que sufre un accidente. Los ligamentos de su rodilla se rompen, provocando su internamiento en un centro de rehabilitación. Ahí, mirará hacia atrás en su vida, especialmente en su tormentosa relación con Georgio.
Partiendo de un lugar común, la primera mitad de Amor Mío es dulce y divertida. La química entre Vincent Cassel y Emmanuelle Bercot lo es todo, dotando de una felicidad auténtica el inicio de su relación. Sus altos y bajos, como nos explica la misma trama, dotan de vida a la película.
Tan pronto como aparecen las excentricidades de Georgio y las dudas de Tony, la tonalidad del relato comienza a tornarse más oscura e inquietante. Sin embargo, la manera en que Le Besco solventa esta seriedad con pequeños momentos de magia pura resulta digna de admiración, provocando en el espectador una empatía mayor hacia una relación que se nota tambaleante.
Usando flashbacks que se van tejiendo perfectamente con la actualidad de Tony, el guion toma lo mejor de la comedia y el drama para darnos una relación muy humana. Hacia la segunda parte, nos resulta doloroso ver la manera en que ese amor tan puro comienza a corromperse por las fallas y defectos de los protagonistas, por su incapacidad de renunciar el uno al otro y por la manera en que buscan soluciones que sólo logran agravar la situación.
La ambientación de la cinta es un punto alto que probablemente pasará desapercibido, puesto que la trama se expande a lo largo de más de una década. Pequeños detalles, muy sutiles, nos marcan el paso del tiempo conforme Tony y Georgio interactúan.
Si tuviéramos que encontrar un par de problemas, al iniciar el segundo acto, la transición de Georgio se nota un poco apresurada, lo que resta poder a la naturalidad que le antecede; y la duración de más de dos horas termina sintiéndose, como sucede en la mayoría de melodramas largos. No obstante, son detalles muy pequeños entre un mar de aciertos.
Amor Mío es una bella y cruda historia sobre el amor y desamor. Sigue una línea que evoca a la también excelente Blue Valentine (2010) con una simpleza cautivadora, y unas actuaciones hipnóticas. Su capacidad de vincular al público con los acontecimientos en pantalla, y la variedad de emociones que representa, hacen de esta película una visita al cine que no se debe dejar pasar.