Han pasado ya cinco años desde que una nueva empresa dedicada a la animación stop motion lanzó su ópera prima basada en el libro infantil de Neil Gaiman y dirigida por la leyenda viviente, Henry Selick, “Coraline”. Coraline representó en su momento uno de las más hermosas y complejas historias jamás recreadas bajo esta técnica, además el filme sorprendía por la calidad y fluidez de su animación. Hoy tras haber estrenado la entretenida Paranorman, Laika regresa con su tercera producción bajo el brazo, “Boxtrolls”.
Una vez más la compañía ha decidido darle su toque característico a un libro infantil de indudable éxito, pues Box Trolls es una adaptación de la novela “Here Be Monsters!” de Alan Snow. Sin embargo esta vez no han salido victoriosos tras la realización.
La película narra la historia de un niño huérfano llamado Huevo, el cuál fue criado por un grupo de monstruos verduscos que viven bajo la ciudad de Cheesebridge, el cual hay que señalar tiene una ambientación que roza la etiqueta de steampunk. Estos monstruos a quienes ha llegado a considerar como su familia han sido perseguidos por muchas décadas por la gente del pueblo de Chessebridge, todo sólo porque a un hombre se le hiso fácil el decir mentiras sobre ellos y ganar fama con ello.
La historia en sí sonaba bastante interesante y seguía con el target que había estado agarrando Laika hasta ahora. Pero tristemente, la película cae en una serie de chistes completamente sin sentido, dedica tiempo a enseñarnos más bien muestras del excelente nivel técnico que tienen en la compañía, en lugar de mostrarnos escenas que respondan las preguntas del espectador ( el cual indudablemente saldrá con muchas de ellas) o de darle una mayor profundidad a los personajes y a sus sentimientos.
El mayor problema del filme es de hecho esto último, los personajes. Los protagonistas de Boxtrolls no transmiten al espectador ni una sola muestra de sus sentimientos, no se dan a entender bien las razones de su actuar y para terminarnos de confundir aún más, deciden repentinamente cuando dicen tomar una decisión, comenzar a hacer otra cosa que no tiene nada que ver con lo prometido.
Sin embargo, no todo es malo en el guion del producto, pues aunque son escazas, hay escenas en las cuales no puedes suprimir una carcajada, además de que los diseños de los personajes les dejan hacer uno o dos movimientos que sorprenderán a los menos imaginativos.
El aspecto técnico es un mundo diferente en esta animación, pues resulta fluida hasta en sus escenas más complejas, pues como dije anteriormente, hay escenas que parece sólo fueron ideadas para dar a conocer la gran capacidad de sus animadores. Por otro lado, los muñecos resultan tan atractivos como el set, pero a diferencia de este último, tienen elementos estéticos directamente influenciados por el expresionismo alemán.
En conclusión, Boxtrolls es una película que llega a aburrir, pero que termina presentando algunas cosas interesantes, como el estilo steampunk que yo en lo personal ya me había cansado de esperar tanto por ver otra película con esta estética en el cine, así como su excelente animación. Tristemente estas dos últimas cosas no salvan a Boxtrolls de ser el primer paso en falso de Laika, un paso que esperemos nos hagan olvidar con sus siguientes películas.
