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The Grand Budapest Hotel: Un integrante más del universo de Wes Anderson

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The Grand Budapest Hotel, cuenta las aventuras de Gustave H., conserje del prestigioso hotel, el cual suele tener relaciones amorosas con sus huéspedes y Zero Moustafa, el nuevo lobby boy, quien poco a poco se convertirá en el mejor amigo de Gustave. Madame D., una de las amantes de Gustave, es misteriosamente asesinada, quedando él como el principal sospechoso. Gustave necesitará la ayuda de Zero para poder escapar de prisión y reclamar la herencia que Madame D. le ha dejado.

Wes Anderson pertenece a una generación de directores que surge en la década de los 90’s, caracterizada por la nostalgia, el uso de personajes pertenecientes a familias rotas y el fanatismo por la cultura pop. Estos realizadores crecieron en la época en la que varias modificaciones culturales estaban siendo introducidas, para después superar el lenguaje postmoderno y crear su propio estilo, al que hoy llamamos pop postmodernidad cinematográfica o la nueva ola americana. A este grupo pertenecen directores como Michel Gondry, Sofia Coppola, Spike Jonze y Noah Baunbach, pero de todos ellos Wes Anderson es el que mejor refleja la transición a un “nuevo cine”, siendo siempre fiel a su estilo tan peculiar de realización: personajes, narrativa, género, música, paleta de color, encuadres, movimientos de cámara, un sinfín de elementos que ha sabido conjuntar e ir mejorando a lo largo de toda su carrera.

Sin duda The Grand Budapest Hotel es la perfección del estilo de Wes Anferson. Su simetría, el encuadre y el manejo de lo que ocurre en el cuadro, son factores impresionantemente cuidados. Los personajes tienen características recurrentes en la obra del director: melancolía, inocencia, sentido del humor. Y claro, no podría faltar la bella e inocente historia de amor que se va formando a lo largo de la historia entre Zero y Agatha. Claro además del director, también debemos mencionar a su ya tradicional equipo de trabajo, especialmente a su fotógrafo Robert D. Yeoman,  diseñador de producción Adam Stockhausen y el compositor Alexandre Desplat.

Anderson sabe qué quiere y, sobre todo, sabe transmitirlo a los demás, solo así un proyecto puede volverse realidad. Wes lo volvió a hacer y nos ha regalado una hermosa obra audiovisual digna de ver millones de veces. En lo personal no la puedo considerar mi película favorita de este director, ese lugar está muy bien ocupado por Moonrise Kingdom, sin embargo debo mencionar que The Grand Budapest Hotel demuestra la madurez del director y obviamente es más cautivadora visualmente. Ahora solo queda esperar que Anderson no tarde en darnos una más de sus obras.

 

https://www.youtube.com/watch?v=1Fg5iWmQjwk

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