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“Sol Invictus” de Faith No More, un disco que nos vuelve a traer fe

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Hace seis años, Mike Patton y compañía pasaron a tocar sus hits en el extinto José Cuervo Salón como parte de su gira de reunión; muchos esperábamos material nuevo para nuestros oídos, y esa expectativa se fue apagando hasta extinguirse temporalmente. Pasado ese tiempo, en el 2014 recibimos la sorpresiva noticia del nuevo single “Motherfucker”, y volvimos a tener Fe.

¿Qué es un Faith No More? Una clásica banda de hace 20 años, 4 hombres cuarentones armados de instrumentos que decidieron volver a conquistar a sus seguidores y no dejar el nombre estancarse en aquel 1997 con el “Album of the Year”, o quizá con la “compilación de compilaciones” (porque si, tuvieron al menos 4 compilados de éxitos) “The Very Best Definitive Ultimate Collection” en el año de la reunión.

La banda regresó de la muerte (como el titulo de la ultima canción “From the Dead”) desde los inicios con funk metal, la mitica presentación en vivo en el Brixton Academy, los escupitajos a Mike Patton en las ultimas giras, Mike Patton llamando “Don Corleone” a “Don Francisco”, y muchas anécdotas metidas en el baúl de la nostalgia.

Llega la primavera del 2015, y “Sol Invictus” se “cuela” por Internet. El nuevo álbum por fin sale con su respectiva producción impecable, los mismos sonidos de la banda, añadiendo un poco de Tomahawk y un Patton con la voz fresca y escandalosa, como siempre. Sin arriesgarme a comparativas, apuesto a que en las primeras escuchas se acordarán del “Album of the Year” y en parte al “Mit Gas”. Fue un retorno sencillo, de 10 dias para terminarlo, según Gould, sin mucho arriesgue, solo un álbum más con 18 años de retraso.

Imaginemos ahora: Son las 5 am en el camión rumbo al trabajo o mientras nos recuperamos de alguna cruda (física, moral o ambas), listos para sacudir esos kilos de carne y hueso hacia el exterior, llevando de fondo el track “Superhero”. Una canción potente, infinita y con crestas altas en el trayecto sonoro, salió como segundo single oficial a principios de Marzo. Definitivamente noqueó las bajas expectativas del primero.

Motherfucker, dejó bastante que desear. No es mentira, la reacción de varios fans resultaron en algunas arcadas, desinteres, un “meh, esperaba más…”, y otros tantos no le dieron suma importancia en cuanto a sonido, con que regresaran era totalmente suficiente. A fin de cuentas, todo el álbum no lo representa ese track, hay 9 más que le hacen justicia.

El resto de las canciones, “Sunny Side Up”, “Black Friday” y “Matador” aligeran la carga pesada de décadas de existencia, siendo rolas acústicas, leves y movidas, como un esquizofrénico inducido en calmantes, en una estabilidad temporal sin olvidar su origen hostil y obsesivo. Finalmente la banda se caracteriza por eso, los sonidos tranquilos y de repente estruendosos, haciendo un mosh pit y después movimientos suaves con los brazos en el aire.

El regreso costará muchos shows en adelante, un posible retorno a éstas tierras y nuevamente volver a usar esas playeras de FNM ya pardas y desgastadas por el uso. En si hay miles de formas para nombrar o comparar el nuevo material, finalmente, el estado anímico y muchos factores dificultan el decidir un simple adjetivo. No hay un adjetivo suficiente para relacionar este nuevo álbum, solo con ver la portada nos daremos la idea de lo especial que ésta banda es y seguirá siendo tanto en sonido como en esencia.

Ana Laura González

Deambulando en la música y los sonidos, forever freak.

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