Calvin Joyner (Kevin Hart) es un adolescente que ha llegado a la cima del mundo. Todos en la escuela lo aman, y desean ser como él. Por otro lado, Robbie Weirdicht (Dwayne Johnson) es un chico con sobrepeso, que recibe un bullying constante por parte de algunos alumnos. Veinte años después, Calvin vive atrapado en un trabajo que detesta, y desearía que su vida se hubiera vuelto tan interesante como todos pensaban. Todo cambia cuando recibe una solicitud de Facebook por parte de un enigmático extraño con el nombre Bob Stone, y pronto se verá involucrado en una misión cuyo objetivo es salvar el mundo.
Con esta premisa hasta cierto punto cliché, Un Espía y Medio (espantosa traducción de Central Intelligence) logra que el espectador casual se pase un momento agradable en el cine. El gran responsable de esto es un honesto y refrescante Dwayne Johnson, que en plan grande decide no tomarse a sí mismo muy en serio, reírse y pasarla bien frente a la cámara, algo que debemos agradecer en estos tiempos.
Seamos honestos, cuando hablamos de una cinta de The Rock, lo que menos importa es fijarnos en los aspectos técnicos, o en el hecho de que su historia este repleta de incoherencias. El punto crucial es simple y sencillamente si hace reír o no. Y si bien se trata de una comedia algo irregular, con algunos chistes que funcionan maravillosamente y otros que no tienen la misma suerte (muchos de ellos a cargo de Hart), su simpático desarrollo garantiza un buen rato.
El director, Rawson Marshall Thurber (We’re the Millers) reafirma su talento para crear interacciones vulgares en pantalla. El humor manejado aquí en definitiva no es apto para todo público, y va del trasero de un obeso Dwayne Johnson a chistes racistas y sexuales. Quienes gustan este tipo de gracias, no deben dejar pasarla.
Como elemento final, los realizadores logran colarnos un par de apariciones sorpresa (que no revelaré para evitar spoilers), y un pequeño giro final que, si bien predecible, se agradece. Además, cuando Johnson tiene que entrar en acción, ofrece algunas acrobacias bastante disfrutables.
Puede que no hablemos de un gran estreno, ni de una cinta trascendental, pero como el entretenimiento efímero que es, Dwayne Johnson se compromete a ser el corazón y alma de una historia que podría sonar muerta, pero que logra divertir y emocionar por momentos, además de entregar un buen mensaje respecto al bullying y las expectativas de la vida.
