Éste año ha sido todo para nuestro siempre estimado Billy “William” Corgan. Desde la corrección de su nombre con los medios, las fuertes críticas lanzadas a la industria musical, de los cuales ni Pearl Jam y los Foo Fighters se salvaron, y el llamado a separar el pop del rock. Todo ello y más, han hecho el 2015 el año donde Corgan se volvió todo un “crítico” y nos de una perspectiva de la escena musical actual interesante.
Aunque no logramos imaginar a Corgan haciendo escándalos monumentales como en el mundo de los poperos, (Miley Cyrus, Kardashian, y esa bolita de celebridades) los medios lo cacharon “sufriendo” en Disneyland, y los juegos de palabras no tuvieron piedad. Por si fuera poco, en esa misma semana, un fan lanzó una pregunta incomoda sobre teorías de conspiración en el caso de la muerte de Kurt Cobain y Courtney Love. Ante todo eso, Corgan solo tuvo una cosa qué decir (y nosotros también): “¿Realmente me estás preguntando eso?”.
No cabe duda, el músico no tiene pelos en la lengua, lo demuestra a la perfección en todas sus canciones, y tras 20 años en el negocio, decide exponer las conjeturas que le han frenado su carrera, y su negación por reconocer que es un “ícono de los años noventa”.
¿Y los Smashing Pumpkins?
Bien, gracias. Recientemente la alineación cambió al incursionar a Tommy Lee (Motley Crüe) como baterista y sacaron un nuevo álbum llamado Monuments to an Elegy, recibiendo una buena respuesta por parte del público. Según esto, Corgan afirma que por fin le dio a los fans lo que querían oir desde el 2007 con Zeitgest.
Efectivamente, la respuesta fue positiva a excepción de la crítica. Si bien, los medios influyen demasiado en la expectativa del público, Corgan llego a admitir que le vale un bledo lo que escriban, porque no encuentra nada nuevo ni sustancial y para colmo le ponen 3 estrellas, cosa indignante para el músico.
En una entrevista para “The Guardian”, Billy apuntó: “Me siguen dando las mismas reseñas medio buenas donde solo dicen ‘es un pinche álbum brillante, de un pinche gran artista’; según la gente, he hecho dos álbumes clásicos en mi vida.Ahora regresa y lee esas reseñas ¡sigo recibiendo lo mismo!” !Pum! Eso pone en tela de juicio a los medios, sobre qué tanto solo promocionan el álbum por hacerlo, y que tanto realmente se ponen a escucharlo con atención.
Y es ciertamente injusto, grabar un álbum no son enchiladas y el éxito de su venta se deba a cómo hablan de él en las revistas, la radio, etc. Quiza el principal problema sea “fanear” al momento de reseñar, en el caso de los periodistas, porque es bien fácil hablar maravillas de lo que nos encanta, y se olvida que el producto en cuestión será juzgado segun la forma en que hablaron de él.
Sin embargo, esto es un caso típico de vivir en la sombra del triunfo que los catapultó, como estar bajo un árbol y solo conservar los frutos que le dará al artista por años. Corgan debe reconocerlo, Siamese Dream y Mellon Collie fueron el salto más alto que dieron como banda, y las condiciones vividas en el mundo de la música les sentaban muy bien.
Cómo olvidar a los Smashing en los 90’s,eran estéticamente únicos, y encajaban en la onda de la juventud en ese tiempo: bizarros y semi-teatrales, estrafalarios y deprimidos, asi como el empuje que MTV les dio tanto a ellos como a toda la gama de artistas de la generación. Los medios cambian, las jugadas también, lo que todos sufren (y Billy sufría bastante) es de nostalgia.
Los años noventa y la nostalgia infinita
Corgan tiene bastante preocupación y le aqueja la escena del rock actual por lo siguiente: está “decayendo”, no ha existido mucha innovación en el género, y a los “rockstars” les da por querer ser como los popstars. Claro, eso lo hemos oído desde tiempos remotos, y en gran parte es cierto apuntar al rock como un género estancado por lo menos hace 20 años.
No es de sorprenderse contemplar cada vez más a artistas de la escena independiente y uno que otro DJ sumarse en el Lollapalooza o Glastonbury. Son las bandas y los sonidos de nuestra generación, es innegable, solo que el desarrollo del rock en la zona independiente y la electrónica se están apoderando de los medios, dejando atrás (y donde debe estar) el sonido de los 90’s.
Hay artistas actuales que juran tener gran influencia en dicha década y realmente no se oye en sus trabajos. Es irrelevante el sonido de tal época, aunque exista mucha nostalgia, porque los jóvenes adoran a los artistas de aquel tiempo aunque lucen indiferentes en regresar al sonido. “La gente puede enrosarse y ponerse sentimental por cosas, pero si no puede competir, no significa nada”- menciona Corgan.
Es como añorar a la infancia y ciertos detalles vividos, y si los deseamos repetir no son lo mismo. Básicamente, el alarde por darle tanta importancia a los años 90 solo radica en el sentimiento de la generación antecedente. A la industria musical no le importa remontar esos tiempos, siempre está mirando hacia adelante, y apunta a la música que mueve a los jóvenes, y lo que ellos crean.
El ciclo de los iconos generacionales que se mantuvieron gracias al éxito de sus obras, se repite infinitamente, hayan sido 10,20 o 30 años transcurridos, los músicos que condujeron nuestro gusto musical y primera introducción al mundo sonoro, seguirán siendo trofeos en una alacena, no se moverán de ahí. Claro, muchos luchan por introducirse a las tendencias, y ejemplos como AC/DC siempre conmueven, pues ellos no compiten con nadie, solo siguen en lo suyo porque ya es un hecho que tanto vendan mucho o no, no pierden nada.
Tal vez con todo lo aludido, recapacitemos sobre nuestra generación, hacia donde vamos, quiénes son nuestros iconos actuales, y cuánto tiempo los preservaremos como trofeos en la música. Nunca se sabe, con tanto artista saliendo hasta por las coladeras, habrá que buscar una alacena más espaciosa, o seguir desechándolos y dejarlos en el olvido.