Imagina que un día escuchas que no muy lejos de tu hogar, por allá por donde los árboles devoran a la luna, y las montañas demandan carne virginal de doncellas, existe un antiguo cementerio indio. Las leyendas del lugar cuentan que cualquier cosa ahí enterrada volverá a la vida, pero deberás pagar un caro precio: seguro, verás el “envase” de aquello que tanto amas, mas su espíritu no será el mismo.
Te perdiste caminando, y la noche ya ha caído. La única anomalía que sobresale entre el monótono paisaje del bosque es un espectral claro, casi invisible. Decides acercarte a investigar. Acabas de entrar al Cementerio de Mascotas. Ahí, entre sombras, vislumbras cinco tumbas, una detrás de otra, y con la poca luz que te puede proporcionar un encendedor, empiezas a leer los nombres en ellas.
“Bandicoot“. El viento sopla con fuerza, y detrás de ti crujen las ramas. “Cálmate, no me conoces. Tal vez en otra ocasión.” El ser que ahí yace debió ser una criatura feroz, pero cautelosa. Un alma envuelta en fuego, con problemas para socializar. Tal vez no podía hacerlo. O tal vez no tenía necesidad de ello.
“No Bro.” Algunas nubes comienzan a aparecer en la bóveda nocturna. El vendaval, comienza a disiparse. El aire, lejos de refrescar, asfixia. “No quiero estar mejor. No quiero intentarlo.” Mientras piensas en estas palabras, sientes una tristeza inevitable. Sin lugar a dudas, aquí descansa un alma abandonada. ¿Qué habrá pasado por su mente mientras agonizaba? ¿Dejaría cuentas pendientes?
“Hausu”. Relámpagos iluminan el cementerio por un instante, y en intervalos de segundos, notas una sombra ajena a la tuya. Una silueta aparentemente humana que, con cada estruendo, se manifiesta más cercana. Apartas la mirada para pensar en otra cosa, mientras tus latidos se intensifican. Los fantasmagóricos sonidos de antes se han convertido en una sinfonía de pesadilla. “Halloween todos los días”. Sin lugar a dudas, será mejor no molestar a lo que sea que habite bajo esta lápida.
“After Party“. Los salvajes ruidos se detienen súbitamente. La tormenta eléctrica ha terminado, así que vuelves a iluminar con el encendedor, cuya desahuciada flama batalla por sobrevivir. “Convénceme de quedarme. Convénceme de regresar.” Por algún motivo, piensas en el nombre de este ser, y comprendes que sencillamente se cansó de las fiestas falsas, y de pretender que disfrutaba de ellas. La calma del ambiente te pone extrañamente melancólico.
Una última tumba. “Brujita“. El silencio predominante pasa de ser incómodo a representar una calma repentina. “Cada sombra de tu historia está acechando mi sueño. Quiero morir dormido.” Sin dudas, un ente que encontró el descanso que deseaba. Tu propia alma se siente pacífica y ligera. Todo ha terminado. Pero al voltear, los cinco cuerpos parados frente a ti te hacen recordar la maldición del panteón. Te das cuenta que has quedado atrapado por siempre.
¿Qué llevarías a sepultar al Cementerio de Mascotas? Óscar Rodríguez, mente creativa de Matilda Manzana, lo tenía muy claro: llevó al shoegaze, al dream pop y al emo, y vio como de la tierra emergían sus gemelos malvados. After Party EP es un interesante y siniestro ejercicio de creatividad, cautivado por sus propias sombras. Un trabajo del que, sencillamente, no podrás escapar.
